“los hechos son sagrados; el comentario es libre”.

viernes, 10 de diciembre de 2010

La objetividad periodística

Es difícil que un comunicador social por esfuerzo que haga sea completamente objetivo; a veces la formación da el prisma para mirar el hecho noticioso, por ello, el punto de mira de un acontecimiento puede estar marcado por la estructura de valores que forma el pensamiento del profesional de la pluma y la palabra, y por esto puede ocurrir que sobre un mismo suceso, como es frecuente, se den distintas versiones.
Seguir Leyendo... La objetividad en el ejercicio de la comunicación es más fácil de sostener cuando se trata de narrar o describir un hecho, siempre y cuando se le conozca con exactitud y se sea testigo de él. Pero cuando el comunicador agrega juicios de valor a la noticia el terreno se torna resbaladizo, porque entonces el ángulo desde donde se comenta está preñado de las convicciones, a veces profundas, que por demás varían de un individuo a otro.
Con frecuencia el periodista comprometido públicamente con alguna causa, sea ésta religiosa, política o de la que fuere, tiene más credibilidad que algunos que se manifi estan imparciales, pues resulta que el que asume un compromiso es visto como un comunicador que agrega juicios de valor a sus comentarios aferrado a las convicciones que defi nen su conducta frente a la vida; el confeso imparcial, como no lo es en realidad, está amarrado a un código de valores que trata de ocultar pero que revela en la pasión de sus juicios.
A pesar de lo anterior, y conscientes de ello, hay comunicadores que luchan para vencer la tentación de sucumbir a la ausencia de objetividad, pero como su trabajo es hablar, y hablar mucho, o escribir profusamente, se les salen, de vez en cuando, en las peroratas que fl uyen a tropel, los refajos.

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